Tras largas disputas sobre cuál es el verdadero nacimiento del río Miño, si la laguna de Fonmiñá o el pedregal de Irimia, los expertos en hidrografía llegaron a la conclusión que las aguas de la laguna surgían en puntos más bajos que los del pedregal. Por ello, se considera al pedregal el primer lugar donde podemos observar al río más caudaloso de Galicia.
El pedregal está situado a menos de 3 kilómetros del centro de Meira y consiste en un curioso río de piedras de unos 700 metros de longitud, originario de una morrena cárstica del período periglaciar, al final del que encontramos un pequeño riachuelo que desembocará tras 350 kilómetros en el Océano Atlántico, después de bañar las provincias de Lugo, Ourense y Pontevedra. Si subimos por las piedras podemos escuchar el sonido de las aguas comenzando su recorrido.
La leyenda cuenta que hace ya muchos años, los monjes del monasterio de Meira fueron a cobrar los impuestos por el uso de las tierras a una mujer, con fama de bruja, llamada Irimia. La mujer, negándose a pagar, expulsó a los monjes lanzándoles piedras desde lo alto de la ladera, las cuales fueron creciendo hasta alcanzar el tamaño que ahora podemos contemplar, mientras les decía: "nunca probaréis las primeras aguas de este río porque es miño (mio)".
Alrededores
Junto al pedregal encontramos un área recreativa donde descansar, muy necesario tras subir hasta lo alto del pedregal. A menos de 3 kilómetros, en el centro del pueblo de Meira encontramos el monasterio de Santa María de Meira, del que se conserva su iglesia, consagrada en 1258.
Ubicación